no sé, leerlo es como ir descubriendo de a poco lo que siempre estuvo ahí, ¿sabe? como si las cuatro paredes que rodean esto que llamamos realidad se cayesen y quedásemos solos frente al cuarto de los espejos. sus palabras me golpean, escucho la música de la que habla y puedo oír su acento extraño, profundo, hablando de todas esas cosas que están en mi cabeza, pero nunca escribo porque el pensamiento es más rápido que la pluma, que el sonido, que la luz. envidio sus vidas ficticias, todas las cosas son más fáciles en papel porque no hay que dar tantas explicaciones. ya te he dicho muchas veces que yo no pienso nunca; estoy como parado en una esquina viendo pasar lo que pienso, pero no pienso lo que veo ¿te das cuenta? y es extraño, me gustaría vivir ahí, viendo con sus ojos de papel y tinta, sentir así. yo tengo hojas en el bolsillo,hojas guardadas entre los libros, pero nunca sabré como eran las de él.
la realidad se me escapa todos los días, no puede ser que esto sea todo, tiene que haber algo más, allá, acá, donde sea; escondido en cualquier parte, pero, qué es, cómo buscarlo. la rutina me estorba para buscar, no puedo ver la realidad con todos esos horarios y esos deberes. necesito una vida de estar sentada mirando las puertas, las ventanas, a ver si entra por algún rincón eso que busco, fijarme en cada veta de la madera del piso, oler todas las flores de la ciudad. dedicarme a respirar, a sentir como funcionan las cosas aquí adentro, escuchar células dividiéndose, sentir la rotación de la tierra sobre su eje. sólo así se puede ver bien, no con los los ojos, sin la luz y la refracción y las proyecciones mentales; ver de verdad desde adentro, más que ver, sentir, saber que todo es. estar consiente, despierto.
eso era lo que me crispaba, que se sintieran seguros. seguros de qué, dime un poco, cuando yo, (...) tenía bastante conciencia para sentir que todo era una jalea, que todo temblaba alrededor, que no había más que fijarse un poco, para descubrir los agujeros. en la mano, en el diario, en el tiempo, en el aire: todo lleno de agujeros, todo esponja, todo como un colador colándose a sí mismo...
la realidad se me escapa todos los días, no puede ser que esto sea todo, tiene que haber algo más, allá, acá, donde sea; escondido en cualquier parte, pero, qué es, cómo buscarlo. la rutina me estorba para buscar, no puedo ver la realidad con todos esos horarios y esos deberes. necesito una vida de estar sentada mirando las puertas, las ventanas, a ver si entra por algún rincón eso que busco, fijarme en cada veta de la madera del piso, oler todas las flores de la ciudad. dedicarme a respirar, a sentir como funcionan las cosas aquí adentro, escuchar células dividiéndose, sentir la rotación de la tierra sobre su eje. sólo así se puede ver bien, no con los los ojos, sin la luz y la refracción y las proyecciones mentales; ver de verdad desde adentro, más que ver, sentir, saber que todo es. estar consiente, despierto.
eso era lo que me crispaba, que se sintieran seguros. seguros de qué, dime un poco, cuando yo, (...) tenía bastante conciencia para sentir que todo era una jalea, que todo temblaba alrededor, que no había más que fijarse un poco, para descubrir los agujeros. en la mano, en el diario, en el tiempo, en el aire: todo lleno de agujeros, todo esponja, todo como un colador colándose a sí mismo...
(no se le puede seguir así la corriente porque vamos a acabar todos locos)
El perseguidooooooooor
ResponderEliminarahj ahj me gusta mucho esta entrada, te daría un chócale gigante por 4, manos y pies, si nuestras manos y pies se conocieran, claro, pero no se conocen, entonces te regalo la estrella que pides para compensar los chócales ausentes. juju
buenas tardes [y noches y días y sobre todo nochesss, y sobre todo vida.