9.10.2013

Insignificancia de medianoche, no se por qué la angustia, por qué la pena. Corazón circular, es lo mismo de hace un tiempo pero no, fue el otoño, yo miraba tu perfil pero tu no me mirabas a mi, yo te miro hasta con los ojos que no tengo, por todas partes, aprendí a encontrar tu risa entre el ruido de fondo, tu risa como olas, como piedritas. Hablo con nadie y con todos, aquí dentro, todos los días pero sobre todo en las noches ahora que la luna ya no me ve. El calor me ablanda un poco, las nostalgias me vienen como flores en primavera. Siento que te quiero terriblemente pero no estoy segura de qué es sentir, de si siento bien, de si
Por más que quiera no puedo recordar tus ojos, yo se que eran como tierra, como el café que no te gusta. Cuando me extrañas las polillas salen de los libros que no leí pero que me acompañan todas las noches, y ese temblor constante que incluye estar vivo se detiene o se estremece un poco más y sé que es como prender una vela, una barriguita de luciérnaga, una estrella de noche. Escribir es un pensar constante y terrible ahora, las palabras se me atoran en algún lado y provocan diluvios y volcanes enojados porque el sol no sale o porque sale pero está nublado. Por tu culpa soy una polilla más chocando con la lucecita, ciega ya de tanta luz. Puedo evocar tus manos, pero ni siquiera eso, una textura de piel y piel, suave como cualquier cosa, tu pelo suave, tus ojos suaves. Me sé más tu rutina que la mía, a la distancia estamos más cerca que de cualquier otra manera, nos adivinamos y nos repetimos como el peor de los espejos, casi puedo verte sentado ahí, de pie allá, durmiendo aquí, aquí, muy cerca, tocas mi nariz, acaricio tus ojos despacio y sin tocarte porque en realidad no estás y solo eres mi pensamiento .

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