1.13.2011

pájaroplumaárbolhojatinta



Subir y bajar por la cima de cada montaña, de cada cerro, de todos los altibajos del tiempo. Bajar corriendo para darse cuenta de que abajo siempre estuvo lo más verde, lo más oscuro.
Buscar cada huella dejada sin querer, encontrarte en cada hoja, cada página. Encontrar la llave de algo, llevarla con seguridad en el bolsillo hasta que por esos caprichos de los pantalones, el bolsillo decide dejarla caer a medio camino.
Entonces una noche sueñas porque afuera (o adentro) llueve demasiado. Y en el sueño todo es. Aceptar que ya no hay llave, que la puerta no está cerrada y para abrirla no se necesita algo.


Al despertar, recoger de a pedacitos el recuerdo. Decidir olvidar mientras, uno a uno, los recuerdos se miran y queman como las hojas de aquel cuaderno que alguna vez estuvo.


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3 comentarios:

  1. Hay un toque diferente a las otras entradas en esta.
    Las puertas también pueden abrirse con un pasador.

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  2. Olvídate de las llaves, de las puertas, de los pantalones y de los bolsillos en los pantalones...porque eres un reloj, y según Cortazar, eres terrible

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  3. Mejor te adelantas un par de horas, así llegas antes a todos lados y siempre te va a sobrar tiempo...y nada mejor que tener tiempo, en estos días en que es un bien tan escaso

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