5.08.2010

histoires d'autrefois .

Y uno no se da ni cuenta de cuando llegó a la siguiente estación; de cómo olvidó el cuaderno en el asiento del tren.
Y es que tanto tiempo lo tuviste ahí, pegado al alma; te empapelaba con sus hojas secas y pensabas que todo estaba muy bien, que justo así, que quizá mañana de nuevo y parece increíble que alguna vez.
Siempre, siempre ahí; y así, sin más, queda atrás, luego de tanto escribirle, luego de tanto derramar tintas y acuarelas sobre el tiempo.
Es entonces cuando recordamos semisonrientes con cara de melancolía, las promesas que llegaban en papelitos post-it, el celofán de lo dulces en la playa y la sonrisas mudas entre muchas cabezas. El amor mirando desde una tacita de café; el precio de un silencio, la vuelta a casa por arboledas y gatos.
Y no había razones para pensarlo y mucho menos para entenderlo pero todo estaba bien así, todo estaba felizmente liquidado y lo que todavía quedaba por liquidar era cosa de tiempo.
O todo estaba equivocado, eso no tendría que haber sucedido ese día, era una inmunda jugada del ajedrez de sesenta piezas, la alegría inútil en mitad de la peor tristeza, una llave que abría la puerta, y en mitad de la alegría sentirse triste y sucio, con la piel cansada y los ojos inundados en neblina, oliendo a noche sin sueño, a ausencia culpable, a falta de distancia para comprender si había hecho bien todo lo que había estado haciendo o no haciendo esos días, aguantando la lluvia helada en la cara, la sensación de llevar en el bolsillo una mano que no era mía, un pedazo de noche, la alegría tan tarde o a lo mejor demasiado pronto, todavía inmerecida, pero entonces, tal vez, vielleicht, maybe, forse, peut-être, ah, a lo mejor.. . todavía se podía salir a la calle y seguir andando, una llave en el bolsillo, una vuelta de llave y entrar en otra cosa. A lo mejor todavía se puede ir a la librería y conseguir otro cuaderno, uno mucho más ligero, con un lapicito como los de papá, de esos con tintas de azules imposibles, un cuandernito así, para llenarlo con esas hojas que sueltan los árboles de la plaza en otoño y las florecitas que junté para tenerte entre mis dedos un momento, o aunque sea un pasito, una pelusa.


Y todo está bien así, sin que sea por ti.

5 comentarios:

  1. las hojas otoñales formaban giros suaves en la tormenta, y después de tantos eclipses, llega el atardecer, es como cuando uno camina sobre hojas secas, hasta que ya no se escucha ningún crujido...

    me encantan tus acuarelas =)
    los comentarios tuyos siempre son como pendientes, como medallas de honor que quedan en los escritos =)
    gracias...

    y todo está bien así, sin que sea a la espera del sol.

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  2. Me encanta tu blog, siempre lo leo pero nunca comento, pk nunca tengo algo APORTE qe decir D:
    Javvvvvidibi! te extraño! ya ire a hoggy a verte, probablemente el fds largo :) teeeqiero :D

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  3. los momentos son fragmentos de la vida en su maxima expresion,para poder conseguirlos uno tiene que trabajar mucho con uno mismo,ojala yo tambien tuviera la oportunindad de disfrutar un momento que quedara marcado en mi vida.....

    como dice lo que escribi hace poco,dias son solo minutos en tiempo de hormiga......

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  4. holanda, a mi igual me gusto mucho tu blog,al leer siento como que esas cosas yo las he sentido pero inconsiente y ahora que las leo me identifica un poquito mucho.Saludos :*
    De donde eres?

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  5. AHAH BACAN ENTONCES.Te seguire e e e
    y luego te agregare ee ee al msn

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